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miércoles, 9 de julio de 2008

En una pelea yo voy con el gafotas

Lo de la rivalidad entre Blur y Oasis, pues es entendible. Sin embargo, tener que elegir es igual que lo de tener que elegir entre The Beatles y The Rolling Stones. Como si el hecho de que te gustara una banda supusiera tener que odiar la otra. No quiero pisar tal berenjenal (al menos ahora mismo), pero tenía que decirlo.

Sin embargo, en otros casos, sí tengo ganas de elegir. En ese Colchester (RU) de acentos raros nació, al filo de los 90, Blur. Pero las bandas no crecen alegremente como las setas, salvo por el hecho de que nacen a la sombra (a la sombra fresquita de cuando se es joven), sino que uno o dos tipos son los que se mueven, tienen una idea (o ilusión) y buscan a quienes mejor les viene (de entre los que tienen más a mano) para formar un grupo de rocanrol. Eso, al menos, las más de las veces.

En el caso de Blur, Damon Albarn y Graham Coxon, tan amigos ellos desde chicos, terminaron por formar la banda tras algunos movimientos bien propios del ajedrez. Albarn ya tenía banda siendo bastante chaval y el día que se quedaron sin guitarrista, aprovechó: "Oye, tíos, mi colega Graham toca la guitarra, mañana le digo que se pase", o algo así debió ser. Et voilà.



'Boys and Girls' (Parklife, 1994), de Blur. Y a ver quién es el guapo que no se pega unos bailables.

Luego de algunos álbumes y de ganarse el estatus de banda independiente (que ahí está el principio de todo), entra en juego la prensa. ¡Qué jugoso poder ofrecerle a la gente un juego en el que tenerles ocupados para que constantemente elijan entre Oasis y Blur! Y cuánta culpa tuvo NME, esa Superpop de la música británica en la que si los artículos dedicados a los cortes de pelo y las fotos anecdóticas ("pilladas" (?)) no ocupan más páginas que las dedicadas estrictemente a la música poco le debe faltar. Y encima la revista en cuestión sigue manteniendo un prestigio que yo me caigo de culo.


El asunto es que, sin discusión, Blur resultó -y con méritos bien ganados, of course- una banda de pop de éxito mundial. Tampoco creo que se puedan discutir los bandazos en su discografía. Y en medio de todo aquello, Albarn y Coxon. Albarn escribiendo las letras y decidiendo por dónde tirar (en este disco un poquito de pseudo-garage, en este otro, menos ruido y más melodías poperas -qué asquete de palabro, lo siento-, y en el de más allá incluso vamos a ver si le ponemos tres soniditos para que nos suene electrónica la cosa). Y mientras, Coxon, guitarreándole los temas, un poquito de punk de vez en cuando, e incluso si Damon se descuida le cuelo unos acordes blueseros, y escribiendo algún que otro tema cuando Albarn le dejaba (¡ay, Coffee and TV!).

En definitiva, que cuando NME se cansó de "La batalla del Britpop", para entonces más cansados estaban todos en Blur. Cada uno hacía sus trabajos al margen de la banda y para colmo, las ínfulas de Albarn chocaban con las trompas que, más que agarrarse, no soltaba Coxon. Llegaron incluso a las manos (hoy dicen que son coleguitas, y por qué no), y cuando hay una pelea, no lo puedo evitar y siempre voy con el gafotas, que en este caso es Coxon.



Albarn sonando a Gorillaz con 'Feel Good Inc' (Demon Days, 2005). También se puede bailar, digo yo, ¿no?

Y me extiendo demasiado sin decir nada. A lo que iba desde el principio es a comparar la música de Albarn con la de Coxon y a estas alturas ya no me quedan ni ganas. Baste decir que Albarn formó parte de The Good, the Bad & the Queen y de Gorillaz y que editó discos en solitario (Mali Music (2002), es ejemplo claro de que a Albarn le gusta ser diferente y le gusta tirarse el rollo, por ejemplo, con la música africana; interprétese como bueno o malo a gusto del escuchador). Coxon, por su parte, que siendo un blur ya había publicado tres álbumes en solitario, vio cómo le colocaban el cartelón de músico indie (y bien que le gusta). Siempre ha hecho más rocanrol que Albarn y como guitarrista no es poco lo que se dice de él.



'Standing on my own again' (Love Travells at Illegal Speeds, 2004), de Graham Coxon. Otra forma de bailar.

Acabando: sirva este post (que tan poco dice sobre su música) para animar a hacerse con algún cedé de uno y otro. Yo, sin dudar, me quedo con Coxon. Pero se admiten opiniones, of course...
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