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viernes, 19 de septiembre de 2008

Talking Timbuktu: música desde la raíz.

Se puede decir que Ry Cooder terminó de dar el salto a la gran fama con la banda sonora de Paris, Texas, de Wim Wenders. Se puede decir (aunque no sé bien si con demasiado acierto). Pero sobre Ry Cooder se puede decir mucho más. Es para algunos (entre los que me incluyo aun sin entender demasiado, más bien por devoción ciega) el maestro indiscutible de la slide guitar. También es innegable su capacidad para crear atmósferas distintas, alejadas por mucho de lo convencional. De él aprendieron unos cuantos (Keith Richards, sin ir más lejos) y ha tocado con muchos de los mejores. Pero sobre todo Ry Cooder tiene alma (y dedos) de bluesman.

Sin embargo, lo mejor de Cooder es su gusto, su capacidad para aprender de músicas de todo pelaje. Incluso diría que su capacidad para sacar lo mejor de cada una. Devolvió al mundo el son cubano, recuperando del olvido a músicos como Compay Segundo cuando concibió el Buena Vista Social Club. Y es sólo un ejemplo.

Hoy, después de mucho tiempo, he vuelto a escuchar Talking Timbuktu. En realidad, la intención de este post era hablar de Talking Timbuktu y del músico malí Ali Farka Toure, pero Ry Cooder es culpable de buena parte del sonido del disco.

Quien aún no lo conozca encontrará la calidez, la paz, la verdad de un disco realmente auténtico. Tocado y cantado desde la sinceridad. Y es que no me quedo tranquilo si no digo que Ali Farka Toure era un músico preclaro, verdadero, puro y de la tierra. De la tierra que mancha. Escucharle remueve de algún modo esa masa densa, oscura y profunda de quien escucha, hace temblar, casi sobrecoge su sonido ancestral, su pureza en la voz y en la melodía.

Para grabar Talking Timbuktu tuvo el estudio que viajar a la granja en que vivía (sin electricidad siquiera) retirado Toure, en el corazón de África, en su aldea. Y eso, por supuesto, no podía si no empapar el disco de un eco milenario, de un sosiego profundo, de una reverberación poderosa. El placer de la pureza. Tengo claro que el blues llegó de África y por supuesto, Ry Cooder lo comprende y lo acompaña humilde y brillante. Una pequeña (gran) joya. Se disfruta por los poros.


Ai Du, de Talking Timbuktu (1992), Ali Farka Toure y Ry Cooder. No hay video pero importa bien poco.

1 comentario:

Evánder dijo...

¿Sabías que su disco "Bop Till You Drop" fue el primer álbum de música popular grabado digitalmente?
Un saludo.

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