Maggie McGill cierra 'Morrison Hotel' (1970). Un disco impecable.
miércoles, 26 de noviembre de 2008
Mom met dad in the back of a rock 'n' roll car
Maggie McGill cierra 'Morrison Hotel' (1970). Un disco impecable.
jueves, 30 de octubre de 2008
¿Que por qué me gusta Neil Young?

Cantando esto.
Think I'll pack it in and buy a pick-up. Take it down to L.A. Find a place to call my own and try to fix up. Start a brand new day. The woman I'm thinking of, she loved me all up, but I'm so down today. She's so fine, she's in my mind. I hear her callin'. See the lonely boy, out on the weekend trying to make it pay. Can't relate to joy, he tries to speak and can't begin to say. She got pictures on the wall, they make me look up from her big brass bed. Now I'm running down the road trying to stay up somewhere in her head. The woman I'm thinking of, she loved me all up but I'm so down today. She's so fine she's in my mind. I hear her callin'. See the lonely boy, out on the weekend trying to make it pay. Can't relate to joy, he tries to speak and can't begin to say.
Que suena así.
'Out on the weekend', Harvest (1972), en directo para la BBC un año antes de ser editada.
Y, aunque las hay, yo no necesito más razones.
viernes, 26 de septiembre de 2008
Papá, de mayor quiero ser Brian Auger
Recuerdo perfectamente la primer vez que tuve esa sensación, la de tener un cerebro efervescente. Fue escuchando, por casualidad, el Hammond de Brian Auger. Ni siquiera sabía quien era, pero la sensación de que algo me burbujeaba por dentro al ritmo de la música se me quedó grabada.
Indagué un poco y descubrí que Auger había tocado con Long John Baldry, Julie Driscoll, Rod Stewart, ¡Led Zeppelin!, Sonny Boy Williamson, y que había grabado un directo con Eric Burdon después de una gira juntos a principios de los noventa. La lista es más que larga.
Supongo que decir que un post sobre Brian Auger es un post sobre uno de los mejores teclistas (organistas, pianistas) de la Historia no es exagerar, pero por si acaso, no lo diré aunque lo piense. Dejémoslo en que es una debilidad y que colocar en la bandeja del CD el Oblivion Express o Befour y pulsar play está reservado para momentos especiales. Para cuando sólo quiero disfrutar, para escucharlo tumbado y jugar a ver cuánto aguanto sin ponerme de pie y deambular por la habitación dando un concierto al aire.
El vídeo con el que cierro el post es un regalo. Un regalo de Auger en directo en el Festival de Jazz de Bilzen, en Bélgica, en agosto de 1969 (los solos de guitarra de Gary Boyle tampoco tienen desperdicio). El vídeo empieza con "Pavane" (de Fauré, eso sí es un clásico, música clásica, vaya) y continúa con "I just got some", más famosa cantada por Rod Stewart. La intensidad con que toca Auger hace parecer que no necesitara nada más en esta vida. No necesita comer. No necesita dormir. Casi diría que no necesita sexo. Me pregunto: ¿se toca aún hoy tan de verdad?
Algunas veces he imaginado el que sería uno de los momentos más felices de mi vida, mi hijo entrando en el salón y sentenciando: "Papá, de mayor quiero ser Brian Auger".
Se me evapora el cerebro, borbotea con el teclado. Rocanrol, blues. No quiero decir más. No sé decir más, en realidad. ¿Qué diría Fauré?
Brian Auger es esto:
Brian Auger. Cerebro efervescente. En Bélgica, en 1969.
viernes, 19 de septiembre de 2008
Talking Timbuktu: música desde la raíz.
Sin embargo, lo mejor de Cooder es su gusto, su capacidad para aprender de músicas de todo pelaje. Incluso diría que su capacidad para sacar lo mejor de cada una. Devolvió al mundo el son cubano, recuperando del olvido a músicos como Compay Segundo cuando concibió el Buena Vista Social Club. Y es sólo un ejemplo.
Hoy, después de mucho tiempo, he vuelto a escuchar Talking Timbuktu. En realidad, la intención de este post era hablar de Talking Timbuktu y del músico malí Ali Farka Toure, pero Ry Cooder es culpable de buena parte del sonido del disco.
Quien aún no lo conozca encontrará la calidez, la paz, la verdad de un disco realmente auténtico. Tocado y cantado desde la sinceridad. Y es que no me quedo tranquilo si no digo que Ali Farka Toure era un músico preclaro, verdadero, puro y de la tierra. De la tierra que mancha. Escucharle remueve de algún modo esa masa densa, oscura y profunda de quien escucha, hace temblar, casi sobrecoge su sonido ancestral, su pureza en la voz y en la melodía.
Para grabar Talking Timbuktu tuvo el estudio que viajar a la granja en que vivía (sin electricidad siquiera) retirado Toure, en el corazón de África, en su aldea. Y eso, por supuesto, no podía si no empapar el disco de un eco milenario, de un sosiego profundo, de una reverberación poderosa. El placer de la pureza. Tengo claro que el blues llegó de África y por supuesto, Ry Cooder lo comprende y lo acompaña humilde y brillante. Una pequeña (gran) joya. Se disfruta por los poros.
Ai Du, de Talking Timbuktu (1992), Ali Farka Toure y Ry Cooder. No hay video pero importa bien poco.
lunes, 15 de septiembre de 2008
Rick Wright o el Hammond de Pink Floyd
Shine On You Crazy Diamond, del álbum Wish You Were Here (1975), de Pink Floyd. Estremecedora y grandiosa. Versión en directo en Earls Court, Londres, en octubre de 1994.
miércoles, 27 de agosto de 2008
White Rabbit (o Grace Slick, cásate conmigo)
Con ella se llevó sus curvas de modelo, sus ojos nórdicos, sus rizos coloniales y, en la maleta, dos canciones: 'White Rabbit' (dicen que la escribió en una hora) y 'Somebody to Love'. Ni que decir tiene que The Great Society agonizaba sin Slick y sólo porque ella estuvo allí se recuerda hoy a la banda. Más pena que gloria.
'Alicia en el País de las Maravillas' (Lewis Carrol) se lee en los colegios, se ve en dibujos animados, se considera -aunque por supuesto no por todos- un cuento infantil. Supongo que es algo parecido a decir que 'Las puertas de la percepción' (Aldous Huxley) es una historia para niños. A mi profesor de inglés en el colegio nunca se le ocurrió decir en clase que en el libro había drogas y a nosotros mucho menos darnos cuenta, como es natural.
Sin embargo, 'White Rabbit' simboliza tantas veces (en el cine, en la televisión, en los bares) el efecto de las drogas... De eso sí se habla: 'White Rabbit' es una canción sobre las drogas, sobre la alteración de la percepción, sobre la entrada a ese mundo superpuesto (¡súper puesto!) a aquel en el que vivimos de normal.
No he explicado -y es que seguramente no hará ninguna falta- que la canción alude al libro (y a sus secuelas), citando pasajes, disparando imágenes, despertando, con la presión de las pocas palabras, las conciencias sobre lo que le ocurre a Alicia. Quizás, por qué le ocurre a Alicia todo lo que le ocurre. Literatura fantástica, dicen. Es una forma de verlo. Personalmente, se me antoja naíf, que dirían los modernos.
Sin embargo, y salvo porque cuando escucho la canción siento la necesidad de respirar bien hondo, todo esto me importa bien poco. Yo todo lo que quiero es casarme con Grace Slick, y como aquí puedo decirlo:
Grace Slick, would you marry me?
'White Rabbit', single de Surrealistic Pillow (1967). Estamos en Woodstock, en 1969, y Jefferson Airplane son la primera banda en tocar una de las mañanas, lo cual no significa que las hordas de gente que escuchaban en la granja se acabaran de despertar. 'Feed your head!'.
miércoles, 9 de julio de 2008
En una pelea yo voy con el gafotas
Sin embargo, en otros casos, sí tengo ganas de elegir. En ese Colchester (RU) de acentos raros nació, al filo de los 90, Blur. Pero las bandas no crecen alegremente como las setas, salvo por el hecho de que nacen a la sombra (a la sombra fresquita de cuando se es joven), sino que uno o dos tipos son los que se mueven, tienen una idea (o ilusión) y buscan a quienes mejor les viene (de entre los que tienen más a mano) para formar un grupo de rocanrol. Eso, al menos, las más de las veces.
lunes, 16 de junio de 2008
Grunge Coreper Fiction
Pues bien, aquella misma noche soñé con los miembros del Coreper (con algunos, seis o siete, pues más se me hubieran salido de plano). Avanzaban a cámara lenta, satisfechos, confiados, impecablemente trajeados, doblando la esquina de un ancho pasillo de paredes blancas e impolutas, cartera en mano, cada cual seguido (casi perseguido a pasitos cortos) por su secretaria-lacayo con gafas de los años cincuenta y faldas por debajo de la rodilla. Como una suerte de Reservoir Dogs perfectamente acompasados, ganando el corredor cual patos en perfecta formación, se me antojaron salidos de una de Tarantino. Más pop que pulp, a decir verdad.
Al despertar, le puse a mi sueño banda sonora y nombre: Grunge Coreper Fiction, sonando a Sonic Youth.
Sonic Youth. Del álbum Goo (1990), Kool Thing: "I mean, are you gonna liberate us girls / from male white corporate oppression? (...) / Fear of a female planet?"
jueves, 8 de mayo de 2008
Carita de pena
Hoy, sin embargo, me he acordado de que a mi padre le gusta ver programas de variedades en la tele, y que cuando en casa, hace más de un año y más de diez, teníamos parabólica (tanto antes de la televisión digital), pasaba horas muertas viendo la RAI. También he pensado en que me gusta escuchar música en el coche y que, en tardes como esta, tengo la ilusión de elaborar teorías que parezcan impensables pero en las que cada eslabón esté fundido a conciencia, cerrando una cadena perfecta de ritmos, melodías y bajos que se repiten en canciones que no parecen tener un solo acorde que ver.
Entonces he creído que habría sido más apropiado que en lugar de perros flacos todo hubiera comenzado con una rubia con mochila en el arcén, justo cuando Quique cantaba "y chicas de autostop en camiseta". Pongo Salitre, casi llegando a casa.
Versión en directo de "Salitre", primer corte de "Salitre 48" (2001), de Quique González.
jueves, 1 de mayo de 2008
Malo hasta los huesos (Bad to the bone)
"I hit the big time with my rock 'n' roll band/ The future's brighter now than I'd ever planned/ I'm ten times richer than my big brother Bob/ And he, he's got a haircut he's got a real job", con un piano que te ataca las rodillas si estás de pie. Un rocanrol, un blues de los de siempre, cantado más desde el corazón pasando por la garganta o desde uno sin necesidad de pasar, que retrata el yo soy así y así me quedo aunque vaya en contra de las reglas del mundo, del que disfruta malganando por tocar en tugurios y malviviendo en carretera.
Se puede decir mejor, mucho mejor. Y puede parecer (ser) un desvarío así explicado. Pero hoy... hoy se queda así.
"Get a haircut" abre el álbum "Haircut" (1993), pero sin duda suena a otra década. Aquí, una versión en directo: George Thorogood and The Destroyers.
¿Es inevitable?
martes, 29 de abril de 2008
This is what you get when you mess with us
jueves, 24 de abril de 2008
Love
En el Bido Litos y en otros bares, la mansión era conocida como El Castillo. Love, en aquel momento eran cinco, sólo cinco tipos, tres blancos, dos negros, pero yo sabía que vivían allí muchos más de cinco. Me gustaba que fueran tres guitarristas y de alguna forma extraña entendía que el hecho de que los negros fueran uno más que el blanco tocando la guitarra suponía algún tipo de triunfo racial -un empate con regusto a victoria cuando menos- para los negros y me parecía bien. Padre no entendía lo importante que era que en Love hubiera blancos y negros y que negra fuera la locomotora que tiraba del tren, Arthur Lee, locomotora de energía resentida, voz auténtica de psicodelia, brillo genial, de letras de colores un poco tristes. Era cuartel general, era casa, sala de ensayo, era comuna hippy, una ilusión en un rincón de LA; y yo me fumaba un cigarrillo o dos y viajaba mentalmente por sus cuartos y salones, imaginando que en ellos convivían diez, quince, veinte personas, siempre a cientos de millas del mundo. Imaginaba que Lee quizás se lo estuviera haciendo en un sofá con alguna pelirroja, vieja amiga de Memphis, sin importarle que Johnny Echols cruzara la instancia sorbiendo un destornillador sin prestarles atención. Luego, seguro, se sentarían a improvisar un blues interminable mientras otros jugaban al ajedrez, preparaban algo de comer -un estofado con mucho curry-, compartían drogas, discos, o se quedaban dormidos en posiciones inverosímiles.
Sin embargo no vi nunca nada, jamás supe qué pasaba allá dentro, donde decían, había vivido un tal Bela Lugosi. Volvía conduciendo a casa y casi siempre al llegar me ponía un disco de Love (Forever Changes, pero también Da Capo o un single que tenía de la versión que habían grabado en el 66 de My Little Red Book, de Burt Bacharach -¡eso es un buen cantante! solía decir madre cuando le oía por la radio, aunque madre tampoco es que tuviera mucha idea y si hubiera sabido algo más sobre Bacharach le habría demonizado como al resto. Ahora recuerdo que muchas noches me sentaba a la mesa y me prometía que la próxima vez llamaría a la puerta, seguro de que Arthur Lee me acogería como a uno más. Podría entonces ausentarme de mi vida. Y tarareaba algo así como "And i'm wrapped in my armor/ But my things are material/ And i'm lost in confusions/ 'cause my things are material...".